Navidad en zona de extrema pobreza

Más allá de la política: solidaridad que transformó una mañana en Urarinas

Varias familias recibieron una gran chocolatada en la comunidad Nativa de Santa Teresa

En lo más profundo de nuestra Amazonía peruana, donde el abandono pesa más que el silencio y las carencias se sienten incluso antes de pronunciarse, la comunidad nativa Santa Teresa, ubicada en la quebrada Pato Yacu, distrito de Urarinas, provincia de Loreto, fue escenario de una mañana distinta, de esas que quedan grabadas en la memoria colectiva. Una mañana en la que las risas infantiles lograron iluminar un lugar que, por muchos días, permanece invisible para quienes tienen el deber de mirar.

Allí, donde la extrema pobreza no es una estadística sino una realidad diaria, nació un gesto cargado de humanidad. Esta acción solidaria fue impulsada por el profesor Luis Vela, quien, frente a la indiferencia de las autoridades locales y de quienes hoy se presentan como precandidatos en busca del poder, decidió no permanecer inmóvil. Mientras otros optan por realizar actividades en centros poblados grandes o instituciones visibles, donde la necesidad no golpea con tanta crudeza, él eligió ir hacia donde casi nadie llega.

El camino no fue fácil. Tocó puertas una y otra vez. Buscó apoyo en distintas instancias, incluso entre docentes de la zona, encontrando no solo respaldo, sino también negativas y silencios. Sin embargo, la convicción fue más fuerte que el desaliento. Con humildad, fe y una voluntad inquebrantable, el profesor persistió hasta encontrar manos solidarias dispuestas a sumar.

Gracias al desprendido apoyo de Sindy Valles y su esposo Octavio Delgado, Laura Culqui y su esposo Wilber Tamani, Mahu Pérez Huayunga, Priscila Guerra y Sofía Vela, fue posible llevar sonrisas, alegría y un momento de esperanza a niños y familias que esperan muy poco, pero que merecen absolutamente todo.

Es necesario subrayar que esta iniciativa no responde a intereses políticos ni institucionales. Es un acto profundamente personal del profesor Luis Vela, quien cada año realiza esta labor en nombre de su pequeña hija, Valery Sofía, elevando una oración para que Dios la acompañe siempre con salud y fortaleza. Ese amor de padre se convierte en solidaridad compartida, en consuelo para quienes luchan cada día contra el olvido, y en un ejemplo vivo de que la verdadera ayuda no necesita cámaras ni discursos.

En tiempos donde la indiferencia parece cerrar caminos, aún existen personas dispuestas a abrir puertas con gestos sencillos pero inmensos. Porque una sonrisa entregada a tiempo puede cambiar una Navidad, y un acto nacido del corazón puede transformar, para siempre, una vida.

 


Comentarios


Suscríbete a nuestro Newsletter

Recibe nuestro Newsletter diariamente registrándote con tu email y mantente informado con las noticias más relevantes del día.

Suscribirme



También te puede interesar


Mas articulos

Gaceta Ucayalina Radio - Música y Noticias
0:000:00