Catástrofe ecológica en Huánuco y Ucayali

Alarmante deforestación por minería ilegal en dos regiones amazónicas

Mercurio y dragas destruyen bosques en la Amazonía peruana entre Huanuco y Pucallpa

La Amazonía peruana atraviesa uno de los episodios de degradación ambiental más graves de las últimas décadas. La minería ilegal viene avanzando de manera acelerada en las regiones de Huánuco y Ucayali, provocando daños irreparables en los ecosistemas, alterando el curso de los ríos y afectando directamente la vida de miles de familias que dependen de la selva para sobrevivir.

Según un reciente reportaje del dominical Cuarto Poder, los operativos ejecutados por la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental y la Marina de Guerra del Perú han revelado la verdadera magnitud de esta actividad ilícita. En diversos puntos de ambas regiones se han encontrado dragas de gran capacidad, motores industriales, mangueras de succión, campamentos improvisados y extensas áreas taladas y convertidas en terrenos estériles.

En zonas como Pampas Verdes, la transformación es alarmante: donde antes existía bosque húmedo tropical con abundante flora y fauna, hoy se observan enormes claros de tierra removida, pozas contaminadas y asentamientos temporales que funcionan como centros de extracción de oro. Estas áreas, que deberían estar cubiertas por árboles de gran valor ecológico, han sido reemplazadas por talleres rústicos, chozas de lona, plantas clandestinas de procesamiento y decenas de personas trabajando sin ninguna medida de seguridad ni control ambiental.

El impacto no se limita a la deforestación. La minería ilegal utiliza mercurio, un metal altamente tóxico, para separar el oro del resto de sedimentos. Este químico termina drenando hacia los ríos, quebradas y suelos, contaminando el agua que utilizan las comunidades indígenas y campesinas para beber, pescar y cultivar. Los especialistas advierten que los niveles de contaminación por mercurio pueden causar daños neurológicos, problemas en el desarrollo infantil y enfermedades crónicas que podrían afectar a generaciones completas.

Las comunidades locales se encuentran atrapadas en un círculo complejo: por un lado, la falta de oportunidades laborales empuja a muchos a participar en estas actividades ilegales; por otro, la degradación del entorno natural destruye las mismas fuentes de vida que sostienen a la población, como la pesca, la agricultura y la recolección de productos forestales.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades por ejecutar operativos en las zonas más afectadas, la minería ilegal continúa expandiéndose, moviéndose rápidamente hacia nuevas áreas cada vez que se realizan intervenciones. Las organizaciones ambientalistas advierten que, de no frenarse este avance, las consecuencias podrían ser irreversibles para la Amazonía central del Perú, una de las regiones con mayor biodiversidad del país.

Hoy, Huánuco y Ucayali se encuentran en una encrucijada crítica, donde la acción del Estado, la vigilancia permanente y el desarrollo de alternativas económicas sostenibles serán determinantes para evitar que la selva siga desapareciendo a manos de redes organizadas dedicadas a la explotación ilegal del oro


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