Alerta científica

Biodiversidad bajo amenaza: Amazonía pierde hasta 150 mil hectáreas de bosque al año, advierte el IIAP

Deforestación, minería ilegal y cambio climático

Madre de Dios / Iquitos.- En el marco del Día Internacional de la Diversidad Biológica, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) alertó sobre el alarmante deterioro de los ecosistemas amazónicos, cuya riqueza natural está siendo severamente afectada por la deforestación, la minería ilegal, el cambio climático y la expansión agrícola y urbana.

Según el IIAP, cada año se pierden entre 120 mil y 150 mil hectáreas de bosque amazónico, lo que representa una amenaza directa para la biodiversidad y el bienestar de millones de personas que dependen de estos ecosistemas.

“La biodiversidad no es un lujo, es una necesidad para nuestro bienestar. Gracias a ella tenemos alimentos, agua, medicinas y un clima estable”, advirtió Kember Mejía, director de Investigación en Diversidad Biológica Terrestre Amazónica del IIAP.

Especies en peligro y equilibrio alterado

Entre las especies más amenazadas se encuentran íconos de la fauna amazónica como el jaguar, el delfín rosado, el guacamayo verde, el águila harpía y el manatí amazónico. A esto se suma la presión creciente sobre especies maderables de alto valor, como la caoba, cedro, shihuahuaco, lupuna e ishpingo, muchas de ellas en riesgo de desaparecer por la tala indiscriminada.

El impacto no solo es ecológico. La pérdida de biodiversidad afecta directamente la seguridad alimentaria, la salud pública y las oportunidades económicas de las comunidades amazónicas. “Nos hace más vulnerables ante desastres naturales y pone en riesgo nuestras formas de vida”, advirtió Mejía.

Conservación desde la ciencia y la comunidad

Ante este panorama, el IIAP promueve una serie de estrategias de conservación, como inventarios de especies, restauración de áreas degradadas, domesticación de plantas y peces amazónicos, y el rescate de saberes ancestrales. Estas acciones buscan proteger los recursos naturales sin frenar el desarrollo económico de las poblaciones locales.

Además, se impulsa la adopción de hábitos responsables como el uso sostenible de recursos, la reducción de la contaminación y la protección del agua. “La protección de la biodiversidad requiere del compromiso de todos: Estado, comunidades, empresas y ciudadanía”, insistió el investigador.

Monte Isula: sostenibilidad desde el bosque

Un ejemplo concreto de cómo es posible conservar y generar ingresos proviene de la región de Madre de Dios, donde el emprendimiento Monte Isula, liderado por Nazareth Mayta, aprovecha de forma sostenible la castaña amazónica. Sin talar un solo árbol, su familia transforma este fruto en productos con valor agregado, como harina, aceite y castañas confitadas.

Con una concesión de más de 960 hectáreas en la cuenca del río Pariamanu, Nazareth participa en talleres de capacitación de Osinfor, lo que le permitió formalizar su actividad y aplicar prácticas de manejo forestal sostenible. Este modelo ha demostrado ser una vía real hacia una economía más justa, legal y resiliente.

“El aprovechamiento sostenible de recursos no maderables, como la castaña, es clave para conservar los bosques y mejorar la vida de las comunidades”, destacan los técnicos de campo que acompañan este proceso.

 En un momento crítico para el futuro de la Amazonía, el llamado es claro: conservar la biodiversidad no es una opción, es un deber. A la alerta de los científicos, se suman los ejemplos de comunidades que demuestran que la selva puede ser fuente de vida, ingresos y orgullo, si se la respeta y se gestiona con sabiduría.

Fuente: El Buho 


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