Promesas en el aire
Más de un año después, el Max Augustín sigue esperando su remodelación.
El principal estadio de Iquitos continúa en abandono pese al compromiso del gobernador René Chávez, generando indignación entre hinchas y deportistas

Foto: Hechos Al Día
Iquitos.- El estadio Max Augustín, orgullo histórico del deporte loretano, sigue esperando la remodelación prometida por el gobernador regional René Chávez hace más de un año. En lugar de avances visibles, lo que predomina es la frustración de los hinchas, deportistas y vecinos de Iquitos, que ven cómo su principal escenario deportivo se deteriora mientras las promesas políticas quedan en el aire.
Cuando Chávez anunció la renovación total del coloso con nuevo gras, graderías remozadas y mejores condiciones para los clubes locales, la noticia fue recibida con entusiasmo. Sin embargo, el tiempo pasó y las palabras quedaron en el papel. Hoy, el gramado del Max Augustín continúa en pésimas condiciones, y ni Comerciantes FC ni CNI tienen garantías de poder jugar en casa la próxima temporada.
Fuentes cercanas al proyecto señalan que se destinó un presupuesto específico para las obras, pero a la fecha no se ha ejecutado ni una sola fase visible. La falta de transparencia en el avance de la remodelación alimenta la sospecha de que las prioridades del gobierno regional se han desplazado hacia otros fines, ajenos al compromiso deportivo asumido.
La indignación crece también en redes sociales, donde los ciudadanos ironizan con frases como “el gras vendrá por lancha”, reflejando el malestar ante la lentitud burocrática y la aparente falta de voluntad política. El reclamo no solo viene de los hinchas, sino también de entrenadores, dirigentes y jóvenes futbolistas que ven en el abandono del estadio una señal de desinterés hacia el desarrollo deportivo de Loreto.
Mientras tanto, el gobernador Chávez continúa haciendo anuncios de corte político y mostrando aspiraciones personales que contrastan con el descuido de una promesa que para muchos simbolizaba el renacer del deporte loretano.
El Max Augustín no necesita discursos, sino obras concretas. La comunidad deportiva exige resultados tangibles, un estadio digno, con condiciones adecuadas para el juego y el espectáculo. El deporte en Loreto no puede ser víctima de la desidia ni del olvido, ya es hora de que el balón vuelva a rodar en casa, con la pasión y el respeto que la afición merece.
Fuente: Hechos Al Día
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