Explosión de pirotecnia deja niño con severo daño ocular.

Iquitos.- Un menor de 11 años resultó gravemente herido luego de que un artefacto pirotécnico tipo “cebollita” explotara muy cerca de su rostro, causándole una seria lesión en el ojo izquierdo. El hecho ocurrió la noche del sábado en el sector de Masusa, en la ciudad de Iquitos, cuando el niño jugaba en el patio de la casa de su abuelo junto a varios amigos.

Según contaron testigos, el menor había recogido un pequeño cohete que parecía haberse apagado. Sin embargo, cuando intentó revisarlo, el artefacto detonó de manera repentina y violenta. La explosión impactó directamente en su globo ocular, generando un sangrado inmediato y una pérdida progresiva de visión en la zona afectada. El susto entre los presentes fue enorme, pues el niño quedó casi inmóvil por el dolor.

Sus familiares lo llevaron rápidamente a la posta médica de Bellavista, donde les explicaron que no contaban con el equipamiento necesario para atender una lesión de esa gravedad. Debido a ello, el menor fue trasladado de urgencia al Hospital Regional de Loreto, donde los médicos confirmaron que su estado era crítico y requería una evacuación inmediata a Lima para recibir atención especializada en trauma ocular.

Sin embargo, la familia atraviesa serias dificultades económicas, lo que complica su traslado a la capital. Los parientes han empezado a buscar ayuda y gestionan distintos apoyos para evitar que el niño pierda definitivamente la visión del ojo afectado.

Especialistas consultados señalaron que lesiones como esta necesitan ser evaluadas por un oftalmólogo especializado dentro de las primeras horas, ya que el tiempo es determinante para prevenir daños irreversibles. Demoras en la atención pueden significar desde complicaciones severas hasta la pérdida total del órgano.

El caso vuelve a evidenciar los riesgos del uso de pirotecnia en manos de menores, un problema recurrente en la región donde la venta de explosivos artesanales continúa en aumento, especialmente en mercados informales donde no existen controles sobre la comercialización de estos productos.

Además, la situación revela otra falencia preocupante: la falta de equipos, especialistas y recursos en establecimientos de salud periféricos, que no están preparados para afrontar emergencias complejas como traumas oculares. Esta carencia obliga a los familiares a recurrir a hospitales de mayor capacidad o incluso a pedir traslados a otras ciudades, retrasando la atención oportuna.

Mientras la pirotecnia siga circulando sin control y los centros de salud no cuenten con los recursos necesarios, casos como el de este niño continuarán ocurriendo, dejando secuelas profundas tanto en las familias como en toda la comunidad.

Fuente: Diario La Región